Hoy hablaremos de la calificación de los vinos en base a su envejecimiento. Un tema que, aunque legislado para intentar dar información al consumidor, muchas veces genera más confusión que otra cosa. Cuando no controversia. O incluso polémica.
Todos hemos oído hablar de los términos vino Crianza, vino Reserva o vino Gran Reserva. Pero, ¿sabes realmente a qué corresponde esa calificación?. ¿Tienes algunas dudas? Pues atento, que allá vamos.
Empezamos por la escala más baja en cuanto a calificación de vinos si nos guiamos por tiempo de envejecimiento: los vinos jóvenes. Se trata de vinos que no han pasado por ningún proceso de envejecimiento. Una vez finalizada la fermentación se embotellan y ya están listos para su consumo. De hecho, son vinos recomendados para consumir durante el año.
Vinos frescos, frutales, con mucho nervio ya que no se han afinado con ningún tipo de envejecimiento.
Immediatamente después de los vinos jóvenes vienen los vinos Semi-crianza o Roble. Son vinos que han pasado un tiempo inferior a 6 meses por barrica. Vinos, que todavía no llegan a considerarse Crianza, pero con una vida un poco superior a los vinos jóvenes.
Los vinos Crianza son aquellos vinos que han pasado por un período de envejecimiento mínimo de 24 meses. De estos 24 meses, como mínimo 6 de ellos han sido en barrica de roble con una capacidad máxima de 330 litros.
Las denominaciones de origen Rioja y Ribera del Duero son un poco más restrictivas, y consideran que para que un vino tenga la calificación de crianza debe haber pasado un mínimo de crianza en barrica de 12 meses, en vez de los 6 obligatorios por ley. Además, las barricas no pueden sobrepasar los 225 litros de capacidad.
Si hablamos de vinos blancos y rosados, el período mínimo de envejecimiento pasa a ser de 18 meses.
Los vinos crianza suelen ser vinos con un buen equilibrio entre la fruta y la madera. Vinos todavía muy vivos pero con un cierto afinamiento por su paso por barrica.
Los vinos Reserva, en cambio, son vinos que han pasado por un período mínimo de envejecimiento de 36 meses, y por lo menos 12 de ellos ha estado en barricas de roble de 330 litros como máximo. El resto del tiempo hasta cumplir los 36 meses, el vino ha realizado la crianza en botella.
Para los blancos y rosados el tiempo también varía ligeramente, reduciéndose hasta los 24 meses con un período obligatorio mínimo de estancia en barrica de 6 meses.
Los vinos Reserva son vinos en los que el paso por la barrica adquiere cierta importancia, resultando vinos domados, finos y pulidos.
Y por último, nos encontramos con los vinos Gran Reserva. Vinos que han pasado por 60 meses de envejecimiento, de los cuáles al menos 18 han sido en barrica de madera de roble de no más de 330 litros. El resto de tiempo hasta cumplir los 60 meses han estado en botella.
En Rioja y Ribera del Duero, el tiempo en barrica tiene que llegar a los 48 meses y las barricas no pueden superar los 225 litros de capacidad.
Si hablamos de los vinos blancos y rosados, el tiempo baja hasta los 48 meses totales, 6 de ellos obligatoriamente en barrica.
Los vinos Gran Reserva son vinos con la madera de la barrica muy presente. Vinos perfectamente afinados, donde la conjunción entre fruta y madera llega a su máxima expresión.
Es común entre el consumidor pensar que a mayor tiempo de envejecimiento tiene un vino, mejor es su calidad. Pero esto no tiene porque ser siempre así.
A mayor tiempo en barrica, el resultado será un vino más afinado, con un paso por madera más marcado. La madera aporta al vino ciertos aromas que se van conjuntando con los propios del vino. Pero un exceso de paso por madera también puede resultar en un vino plano, sin carácter, ya que la madera puede llegar a sobrepasar los aromas originales del vino.
El segundo paso del envejecimiento, el envejecimiento en botella, aporta al vino complejidad y elegancia enriqueciendo sus aromas en el ambiente reductor (sin oxigeno) de la botella. Pero no todos los vinos mejoran con el paso del tiempo en botella. Únicamente aquellos vinos procedentes de grandes añadas están preparados para sobrevivir a envejecimientos tan largos.
Aunque para el consumidor puede ser una garantía, respaldada por la ley, cada vez son más las bodegas reacias a etiquetar sus vinos bajo esta calificación. Al final, cada añada es diferente, y hay muchas bodegas que creen que el tiempo de envejecimiento de un vino tiene que venir marcado por el propio vino y no por una ley que obligue a unos tiempos de envejecimiento rígidos. De esta manera, el bodeguero es quien conoce su producto, y es quien decide para cada añada el tiempo de envejecimiento necesario.
No hay que olvidar que el objetivo del envejecimiento es mejorar las propiedades organolépticas del vino, no cumplir una legislación.
Hay denominaciones de origen donde el envejecimiento ha sido desde hace tiempo una importante seña de identidad. A todos nos vienen a la cabeza los grandes vinos Reserva de Rioja o Ribera del Duero, pero también hay que saber valorar vinos de otras denominaciones de origen, como Priorat o Toro, donde históricamente se ha buscado el carácter en la fruta o en la personalidad del suelo por encima de la madera.
Fuente: Decántalo
Gracias David por la informaciòn y la aclaraciòn del envejecimientomal margen de la ley.Un saludo compañero.
Gracias a ti. Por visitar la web y tu comentario. Un saludo!.